Cómo Interceder

Debemos orar no solo cuando sentimos el deseo, es una necesidad y es indispensable. Cuando empezamos a orar aún sin sentir el deseo, el Señor pondrá en nosotros más deseo y más hambre de hacerlo. Orar es como respirar, no respiramos cuando sentimos el deseo, respiramos porque si no morimos. Nuestro espíritu necesita la oración tal como nuestro cuerpo necesita oxígeno. No solo es necesario orar por los enfermos, por la situación económica, por la familia, sino que es necesario que oremos por nuestros Pastores, para que Dios abra puertas para el Evangelio, por nuestras autoridades civiles, por nuestra ciudad, por nuestro País, por la visión de la Iglesia, por los misioneros en todo el mundo.

(1 Tesalonicenses 5:17, Colosenses 4:2)

share

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *